Lucas 15:25-32
Según la Real Academia Española, la indolencia es la cualidad del indolente y la definición de indolente indica que se trata de alguien que no se afecta o conmueve, que es flojo, perezoso, insensible y que no siente el dolor.
Pareciera como si la Academia Real de la Lengua Española estuviera definiendo al hermano mayor del hijo pródigo en la parábola narrada en Lucas 15:25-32.
Entre todos los presentes en la fiesta de bienvenida a su hermano, este fue el único que no se alegró y que ni aun quería entrar a la casa para ver y saludar a su hermano. Toda su indolencia la vomitó al cuestionar a su padre por darle la bienvenida a quien había “derrochado tu dinero en prostitutas” y con amargura, encono, rabia y desafecto recriminó el no poder comer ni siquiera un cabrito con sus amigos.
Esta parábola y las dos que están antes de este pasaje, así como también la del cap. 16 son respuestas a la mala actitud de los religiosos que desaprobaban y murmuraban que Jesús se juntara con publicanos y pecadores.
La indolencia es fría, apática y deja las venas sin sangre para no mostrar amor, misericordia y oportunidad para aquel que cayó, pero se levantó. El indolente prefiere que se quede en el suelo y ahí siente satisfacción.
Observemos una actitud semejante de Edom en Amós 1:11 “Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Edom, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque persiguió a espada a su hermano, y violó todo afecto natural; y en su furor le ha robado siempre, y perpetuamente ha guardado el rencor”.
Santiago 2 es un capítulo guiado hacia el cumplimiento de la ley de Dios en el buen sentido de la palabra. Después de una exhortación hacia la práctica de una fe incluyente y no con acepción de personas procede a decirnos que: Juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.
También Pablo aconseja a los hermanos de Colosas en buenos términos:
“12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. Col 3:12-15
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