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una vida por muchas vidas


Juan 6:48-51

Aceptar a Cristo y confesarlo como Señor y Salvador es el equivalente de comer su carne y beber su sangre. Cuando esto ocurre la persona vive eternamente en salvación. El maná es un alimento que representa la comida que diariamente comemos y sacia el hambre de forma temporal, pero no impide la muerte. Sin embargo, el que coma el pan del cielo nunca morirá. Jesús es el pan vivo que descendió del cielo. Todo el que coma de este pan vivirá para siempre; y este pan es para que el mundo viva. Una vida por muchas vidas.

Veamos en Génesis 3: 22-24 el caso de Adán y Eva y la gran pérdida de comer del árbol de la vida. Entonces el Señor Dios dijo: He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; cuidado ahora no vaya a extender su mano y tomar también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre. Y el Señor Dios lo echó del huerto del Edén, para que labrara la tierra de la cual fue tomado. Expulsó, pues, al hombre; y al oriente del huerto del Edén puso querubines, y una espada encendida que giraba en todas direcciones, para guardar el camino del árbol de la vida.

Si Adán y Eva intentaban entrar de nuevo, no podían hacerlo ni por la entrada ni por los lados.

El hombre consciente de sus pecados podía comer del árbol de la vida y vivir en ese penoso estado por siempre.

Ahora con Jesús esa oportunidad está restablecida y todo aquel que lo reciba como su Señor y salvador come de forma simbólica su carne y tiene vida eterna. Un vacío existencial se llena con Jesús y aunque la persona muera, Cristo lo resucitará en el día oportuno. La mejor evidencia de que el maná solo representa la comida terrenal y solo satisface las necesidades físicas es que todos los que comieron maná murieron. Ahora en Cristo Jesús hay vida nueva, restablecimiento de la vida espiritual y ya no hay separación de Dios.


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