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victoria absoluta


Romanos 8:35-39

¿Quién [o qué] NOS SEPARARÁ del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, o espada?

Una pregunta compleja donde Pablo presenta los casos más extremos que pudieran hacer retroceder a los cristianos verdaderos. Las intenciones de estas pruebas son SEPARARNOS DE CRISTO, hacer que como ovejas nos descarriemos de él. Es una locura pensar en una separación del poderío de Cristo para depender de nuestras fuerzas las cuales son insuficientes para enfrentar tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro y espada.

Antes, en todas estas cosas [mencionadas arriba] somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Todos los créditos y méritos son de Cristo, quien nos facilita la victoria.

En estos casos extremos, Pablo expresa la seguridad de la salvación y una victoria absoluta de los creyentes:

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá SEPARAR del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Por lo tanto, no hay una sola excusa valedera que justifique la tibieza y posterior abandono de la fe por un creyente, ni la pandemia ni el cierre forzoso de las iglesias. Estos casos extremos en vez de separarnos de Cristo nos motivan con más fuerzas a estar gozoso a lo sumo (Santiago 1:2), gloriarnos de las tribulaciones porque producen esperanza que no avergüenza (Romanos 5:3-5) y avanzamos hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús (Filipenses 3:14).

¿Sabía usted lo que hacían los creyentes cuando físicamente Jesús no estaba y el Espíritu Santo no había llegado?

Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración. Todos [hombres y mujeres] estaban juntos y unánimes (Hechos 1:14; 2:1).

Y ahora que la pandemia afecta a todo el mundo y a la iglesia, ¿qué hacemos los creyentes? ¡Ser más que vencedores!

José es un ejemplo de creyente que enfrento todo esto y fue fiel a Dios. Sus hermanos no le hablaban amablemente, lo odiaban, planearon matarlo, lo encerraron en una cisterna, lo vendieron, entró en angustia suplicando por su vida, Estuvo atribulado falsamente acusado de intento de violación a una mujer casada, preso en la cárcel de un país extranjero. Pablo, es otro también que según 2 Corintios 11 pasó absolutamente de todo y solo decía: ¡Yo sé a quién he creído!


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